lunes, noviembre 21, 2005

Lucky 'adventure'

Ya va para dos años y medio que mi vida y la de David, alias 'Lucky', se cruzaron en una inhóspita calle de esta ciudad. Recuerdo que eran fiestas -recuerdo incluso lo que yo llevaba puesto por motivos que no vienen al caso, lo que hice antes y después de ese encuentro, inclusive- y que el 'Lucky' (apelativo cariñoso u onomatopeya que el mismo utiliza para referirse a otro y que yo utilizo para distinguirlo de otros 'davises') iba vestido con una camisita abrochadita hasta el cuello -con el tiempo pude percibir que es característico de su persona y personalidad- sus vaqueros oscuros pegados al cuerpo, con sus tenis relucientes y su pelito rubio con flequillo hacía el lado: cara de bueno, de no estar en este mundo y de pasar de todo y de todos, creando su propio estilo y riéndose de todo bicho viviente, siendo él mismo... Un tipo fuera de todo orden y concierto y por ello, me encantó. Lucky andaba deprisa, con los brazos largos moviéndolos al compás del cuerpo, a grandes zancadas, riendo y doblando hacía delante, levemente, el cuello. Nos presentaron y nos dejamos llevar por la noche y la oleada de gente con la que atravesamos aquel día la frontera de la madrugada.
Era septiembre. Desde aquel día hasta ahora, yo he cambiado, he modificado muchos preceptos en mi vida, caído en muchas esquinas que creía nunca caería y sorteado obstáculos que pensé nunca conseguiría: he salido con algún que otro chico, sin mucha importancia a la hora de la verdad; he conocido nuevas personas, aumentado el círculo de amigos, abandonado estereotipos, avanzado, reído a carcajadas y llorado y, en todo este camino, Lucky, ha caminado cerca. Cada uno a nuestro ritmo, sin interferirnos. Tal ha sido el mimetismo que quién más y quién menos ha creído ver algo que nunca ha existido entre los dos, quizás porque en estos lares la amistad pura no se termina de entender. Puedo decir que, sin demasiadas profundidades y con alguna que otra incomprensión, con mucho bailoteo y mucho cariño, los dos hemos sido un buen encuentro para el otro. Dispuesto a la aventura, al cambio, a innovar, a dejarse llevar; con falta de disponibilidad en ocasiones y ataques de histeria en otras pero con una gran capacidad de improvisación, Lucky se convirtió en mi mejor complemento en la noche, en las cenas, con amigos, una tarjeta de presentación que alienta mis bromas, ríe mis bailes, secunda mis amores y fascina a mis amigos, cuando pasada la primera impresión descubren su gran corazón. Creo que a día de hoy, podría decir, que hace más de dos años que David y yo nos hicimos amigos y esto no es poca cosa. Sobre todo para dos personas que cuando miramos no sabemos juzgar, sólo esperamos.

1 comentario:

Darko dijo...

Mmmm, la suerte no la tienes tú, la tiene Lucky de que seas su amiga.
Siempre escribes sobre tus amigos, eres una persona muy agradecida, deben estar muy contentos contigo.

Un beso.