jueves, abril 06, 2006

Vibrar

Tras una semana en carne viva, con la cabeza por los suelos y sólo latiendo y sintiendo, retomo mi vena 'lolaila' para jolgorio de extraños y tranquilidad de los propios. Llevo días cabizbaja (más bien meditabunda en mis cosas) y todo el mundo (de aquí) me pregunta que por qué y, como los años pesan, ya no me molesto en responder con la verdad porque entro en disertaciones sobre lo humano y divino cuyo sentido se escapa del alcance de muchos de quienes me preguntan. Así que digo que estoy melancólica, punto. Pero no se trata de eso, se trata de que ya se ha acabado, mi maleficio está roto y, claro, como suele suceder en estos casos, toca avanzar, segura, tranquila, feliz, convencida, fuerte, de que una no son los demás, ni la hacen los demás ni si quiera lo que hace, sino que se construye a fuerzas de ladrillos y muros y ventanas para respirar.
Pero, el personal no se convence e insiste: '¿dónde está tu alegría?' '¿porqué no haces bromas?' '¿qué te pasa, llevas mucho tiempo en casa'... Estoy convencida de que las personas no tenemos ni idea de lo que preguntamos sino no lo preguntaríamos o nos morderaíamos la lengua en mas de una ocasión; a veces, si que preguntamos, pero no estamos preparados para la respuesta o no nos interesa realmente lo que responda el otro. El domingo puse en práctica el valor de las palabras sinceras, de la ternura que encierran , de que son como joyas blancas y únicas que has de saber posar con delicadeza en el otro, de acariciar con infinita ternura para que el transparente hilo que las sostiene no se rompa, para que no caigan, no se ensucien. Puse atención en escuchar y amar con los cinco sentidos cada palabra dicha, cada palabra recibida, oida o no.
'¿Qué me pasa?' ¿quires saber lo que me pasa? ¿de verdad?... Me pasa la vida en sus diferentes ritmos, me pasa la luz por la mirada; me pasan los tiempos que marca mi corazón, me pasa el amor que es el mismo y no pasa. Me pasa mi alma que está viva y no quieta; me pasan las ganas de agarrar el mar con la mirada, de correr por una playa; me pasa la sensación de poder hacer lo que quiera; me pasan los ciclos que se cierran, me pasa el cariño por mi misma, me pasa la tierra que me llama, el dolor que ya no queda, la vida entera me pasa y yo que no soy sorda la oigo por dentro, la siento, por dentro, la vivo. Me pasa que vibro y ya no huyo de mis caminos.

3 comentarios:

su dijo...

Me dejas sin palabras, darling...

(por cierto, me encanta lo del subidón)

Anónimo dijo...

Guapita de cara, me tienes enganchado a tu blog :-)
Soy el que tenía la camiseta del Córdoba de chico y le decían que era la del Betis (con eso sabes perfectamente quién soy)
El tiempo te (me) dará tantas respuestas... mientras, no tengas miedo de caminar
¡Ah! ¿ves cómo aprendo rápido a escribir comentarios?
Besos, buen finde

cafoscarina dijo...

Anda que no eres listo tú ni na'. Podrías ponerme una pista menos fácil que la de la camiseta :)
Pues, la verdad, niño guapo, es que si que el tiempo me ha dado algunas respuestas y verdad es, también, que ya las sabía. Y más verdad aún es que queda mucho por delante.
Al menos te he enganchao a algo :)

Un beso grande :) y agradecido.

¿Me dejarás leer algo?