martes, septiembre 27, 2005

Desprenderse

Escribo sentada sobre mi futón de IKEA bajo la ventana abierta que da a la calle de mi pizzero favorito de Barcelona, Armando... a él si que le echaré de menos. Esta será una de las últimas noches que vea como las ramas del árbol de la esquina se mecen con el viento o cómo me despierta la luz de la mañana-. me encanta dormir y despertar viendo el cielo sobre mi, que me despierta la luz del día, que me acune el sonido de la noche. En la habitación no quedan nada más que restos de un año de vida, un año de ¿vida? Más bien de supervivencia; ahora más que nunca se que ha sido un año de transición, como los 'novios puente' este ha sido un año puente, entre una época de florecimiento y otra próxima a la plenitud siempre hay una época -puente donde te sumes en un rincón a verlas pasar, sin moverte demasiado o con los movimientos muy estudiados. El típicomomento en que te arreglas como una puerta porque no tienes nada claro lo que te queda por dentro, ya no lo hago... No echaré nada de menos esta casa, no me ha aportado mucho, porque no ha habido vida, no se ha disfrutado, no ha sido un hogar, ni lo era, ni lo hemos conseguido, los vanos intentos de Cris y mío por intentar que asi fueran no se los ha creído nadie. No han habido visitas sorpresas, ni se ha improvisado la vida sino que ésta ha perecido estancada de no usarla por sus rincones. Ha sido un refugio, la puerta para que abandone ya no se hasta cuando más, el POble Sec. toda una vida repleta de lujos para mis emociones que han vivido en primera clase estos años, en un barrio cargado de sensaciones, de colores, de amores, de pasiones, de dolores, de risas, lágrimas y luz, pero que ya llega a su fin. Y como todo, hay que saber verlo, saber cuándo y hacia donde moverse, hacer el movimiento justo. Así nunca se yerra de todo se aprende.
Sentada sobre mi futón de IKEA con la ténue luz de la lamparita de papel que Marta y Sandra me regalaron años ha, y con los restos de mis libros esparcidos a mi alrededor, me echo sobre mis sueños, acaricio el cojín en forma de pez que Ben me regaló, la forma del cuerpo de Seb de hace apenas una semana, y sin nada que ponerme, ya que no queda nada, decido descansar sin nada que me tape, sin nadie que me abrace. Ya lo hago yo: salir como llegué, sola pero más sólida, más serena, más camisetas desaliñadas y vaqueros rotos, sonrisa puesta y el atractivo natural del que sabe a dónde llegar. Duermo sobre mis días venideros, mucho más yo...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El otoño y en particular septiembre es epoca de mutacion, de cambios... a mi eso me da muchos animos. Saber q las cosas pueden cambiar es bastante esperanzador, no?!

Darko dijo...

Espero que todo te vaya muy bien con el cambio. Veo que te sientes fuerte y así seguro que todo es más fácil.
Si estás a gusto contigo misma, lo demás puede esperar...
Un abrazo.

cafoscarina dijo...

Hace tiempo lo bubiera visto todo más negro aún, pero creo que las cosas tienen un lado positivo, estoy seguro de ello, no hay que resistirse hay que saber entender el ritmo que te marca la vida y moverse al mismo son. Sin esperar nada...
Un beso kurdito