lunes, septiembre 12, 2005

Hablemos

Son ya dos o tres, las noches que antes de irme a dormir ataca a mis sentidos externos cualquier imprevisto que pone en alerta mi interior.
Una canción, una escena, una imagen, una conversación... Hasta el momento ha sucedido por escuchar de forma 'casual' dos canciones que para mi significan todo y que me han dejado tal y como soy, sin velos, ni presiones, ni falsas caretas, ni obligaciones creadas, ni responsabilidades. Sóla yo, delante de mi. Tal y como soy: ni mente ni cuerpo, ni sentimiento, ni recuerdos, ni proyectos, pura esencia: amor; es lo que somos todo. Luego entra el juego el raciocionio porque sino sucediera así vagaríamos todos a la nuestra, inmensamente felices de poder amar, inmensamente felices por realizarnos, inmensamente plenos al equivocarnos y absolutamente encantados de no necesitar nada de todo lo que, por lo visto, debemos necesitar para vivir. Nos dedicaríamos a evolucionar y crecer... y sería un desastre económico sin precedentes... aunque no tengo claro para quien :). Pero obviamente, no es ese el objetivo de nuestra sociedad y mucho menos, de todos los componentes de la misma, ya nos encargamos nosotros, perfectamente amaestrados, de que nadie se dedique a la contemplación de si mismo sin castisgarle con el abucheo general.

Son ya dos o tres las noches que hablo conmigo misma porque estoy segura que dentro de mi están las respuestas que no quiero oir, las preguntas que siempre me aparto, la verdad. La he disfrazo con doscientascincuenta razones diferentes de interés general sobre lo qué ha de ser y será y un alegato sobre 'los hechos y sus consecuencias'' digno de elogio por parte de la comunidad científica. Pero cuando en la oscuridad de la noche nadie me ve y no necesito asentir - no es lo que haga mucho- me busco y me encuentro allí en el mismo lugar donde me abandoné, intentado vestirme de niña mayor para que no se notara nunca jamás que debajo de mi piel temblaba de puro miedo por perder lo que más amaba; miedo de no ser suficiente, de no quererme. Estoy sola y llevo el alma doblada envuelta en un pañuelito que un periodista búlgaro me regaló en los Europeos, no se porqué me lo regaló, tampoco sé porque lo llevo. Estoy allí, al lado de aquí.


p.d: 'Sólo nosotros sabemos lo que necesitamos. Sólo nosotros sabemos a quién necesitamos. Sólo sabemos curarnos. Busca dentro de ti y allí lo sabrás'. José María. Cafetería-Bar Pompideour. Mes de Julio. Ceuta. estracto de la conversación que me llegó de forma fotuita cuando menos lo esperaba.

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