lunes, septiembre 12, 2005

Esa luz en mi

Me he despertado risueña y he decidido trabajar con algo de ilusión. Así que he abierto mis ojos al mundo acompañada de una luz maravillosa que desconocía por estos lares resultado, quizas, de esos estrepitosos días de lluvía que han limpiado el cielo, el aire, todo... Tengo una de esas mañanas coloridas, donde todo se ve nítido y claro como una sonrisa y, por consiguente llevo conmigo uno de esos días eficaces e iluminados que comenzaba a escasearme y que tantp debe agrdecer el sistema capitalista... Me siento nuevamente resplandeciente, que es uno de los estados cercanos a la alegría y felicidad; tranquilita delante de mi zumito de naranja y de mi ordenador decido cambiarle el color, también, a la máquina esta que parece una extensión de mis brazos o de mi misma. Le pongo una fotito en el escritorio de mi ciudad.. ohhhhh!! :) Me quedo mirándola un instante. Como no me había dado cuenta antes, cómo no he podido ver que todo lo que busco, esa desazón que llenas con concversaciones, proyectos, idas y venidas, caídas por el camino, anhelos, deseos y pérdidas, tenían un punto de inicio: miro la foto y no me duelen los ojos, que siempre llevo cansados porque en ellos llevo grabados la luz de esos 18 kilómetros de tierra rodeados de agua por todas partes menos por una (istmo; aunque ficticio, porque parte de la ciudad es una isla que los portugueses unieron al continente através de un foso). Me doy cuenta que mire donde mire son mis ojos los que llevan esa luz única del Estrecho impreganada, los que hacen de pantalla, los que la reflejan allá donde se posan, los que se decepcionan creyendo no encontrarla. Tengo la mirada azul como el mar de mi tierra y no se porqué todos opinan que no debería volver que mejor vivir en una ciudad grande, donde la soledad se hace más tenúe con el ruido global, que en una pequeña, donde no tienes más remedio que darle la mano y verla de frente.
Ahora recuerdo, que nunca me quise ir de aquel mi mundo. Ni a los 8 años cuando mi tío que era mi devoción se fue a Granada para estudiar en la Universidad, ni a los 17 cuando era yo lo que debía partir a estudiar en la Universidad. En aquella ocasión fue mi madre la que me 'obligó' temerosa de que no me licenciara. Luego, cuando la vida me llevó a ella de nuevo, a mi tierra, era yo la que quería seguir en los brazos de Fernando, que entonces era mi patria (o quizas, la tierra de mis desarraigadas raíces). Y, sin embargo, en aquellos, meses de 'destierro' en mi propia tierra, que feliz fuí. Creo, que en realidad, siempre me he movido por otros, a consecuencia de otros, por el bien o el dolor que me provocaban va siendo hora que regrese a mi. :) Ahora, todos están en mis zapatos (Antonio Rojas dexit) y opinan que no sería feliz. Curiosa especie la nuestra que por más que haga y rehaga la fórmula de la felicidad, sigue empeñada en que el éxito está en la formulación en sí misma no en el resultado. Curioso también como nos inventamos nuestra vida para acoplarla a la realidad, ajustamos nuestra grandeza a la estrechez de la realidad.
Llevo luz en mi mirada, es prestada, me la dejaron grabada las aguas azules del Océano para que supiera de dónde soy y de dónde vengo y recordar donde acabaré.

3 comentarios:

Carlitos Sublime dijo...

Me gusta lo que dices. Tú estudiaste con Carlos?

cafoscarina dijo...

Hola. Sí, con Carlitos :) Mi pater.
Gracias.
Un beso
p.d: ¿eres amigo suyo?

Darko dijo...

Te he leído dos veces; una de arriba hacia abajo, y otra de abajo hacia arriba. Y es que me ha dado la impresión de que empezabas alegre y terminabas triste...y he preferido recordarte alegre.