martes, enero 31, 2006

El dolor

Hay dolores de los que cuesta levantarse, que te sacan un borbotón de lágrimas enclaustradas desde dentro de ti. Dolores que deberíamos agradecer que llegaran, aunque su desparrame no tuviera fin, aunque nos ahoguen en ira, en rabia, en noches de oscuridad sin fin, en irnos, porque sino nos sorprendieras esas lágrimas amargas se nos enquistarían como un mal hueso no curado, y lo harían por siempre. Hay roces sútiles que te abrasan la piel, te levantan los pliegues dormidos del recuerdo, lo que nunca quisiste ser, d elo que huíste y te dejan en carne viva el alma. Sola, frente a ti, te miras, como lo que eres: nada, todo.
No hay dolor más profundo y temible que el saberte juzgada por alguien que quieres, que el de la hipocresía de los que crees querer, que las manos abiertas que se te brindan a media hasta, sin fuerza. No hay dolor que más se resienta que la pena de ver toda tu ingenuidad masacrada, de sentir el juicio tras tu espalda y la sonrisa de cara. No hay nada más triste que darte cuenta que no llegaste a lo más profundo de ellos, que no te entendieron.
No hay dolor como el que el corazón maltrecho de un amigo te pueda causar, sabiendo que lo hace.
Ni perdón más dulce.
Ni amistad que se rompa, cuando se dice la verdad con lágrimas.

"No quiero amores no correspondidos,
ni amigos que no me quieran sin mis galones;
no me tires flores, ni falsas miradas de inexpresión que no dicen nada del corazón".
Nada...

2 comentarios:

su dijo...

A ver si vamos terminando la rachita mística, que últimamente tus post me encogen el corazón más de la cuenta...

Marta Berenguer dijo...

Te entiendo nena!!

Eso que describes es sólo la proyección del miedo de tanta gente que vive asustada...

Espero algun día que vivamos todos sin eso.

Petons....

Marta