martes, mayo 16, 2006

Miss Hulk

Para atenuar la rachita mística y ante la desilusión, momentánea, de María y todo el departamenteo de Comunicación del SAS de la Junta, fervientes seguidoras de este blog y su historia subliminal :), paso a dar un toque de luz y color al mes de mayo; mes de las flores, de las madres, de la Virgen María, del amor, de los cambios de ropa de armario, de las mudanzas colectivas, de la segunda Pascua y, de la puesta a punto fíisca y mental.
Yo he reiniciado mi puesta a punto :)
Ni me reconozco.
El otro día le agarré la muñeca a Maria del Mar para impedirle pagar en un bar y se la solté cuando me percaté de que aquellas lágrimas gruesas y negras que le caían no eran una visión óptica de mis gafas, sino el rimel que se le corría mientras se retorcía de dolor. Me miró atemorizada, arrinconada en la barra del bar, espetándome un: '¡¡me has hecho daño... ayyyy' - con los ojos como platos. 'Coño, que debilucha que eres' -me excuse yo con mi habitual estilo y diplomacia.
Claro a esto contribuye que Maria del Mar (la Fernández) no camine, sino que se deslice por el suelo gracilmente, yo, cuando camino, dejo constancia de mi paso por la tierra, y el suelo retumba; que no devore kikos o pipas, sino extrañas galletitas con formas irreproducibles llegadas del Japón que ella saborea, jactándose en la segunda y que yo miro con absoluta repulsión. En su caso, debe contribuir también que de saltitos moviendo las manos al compás, cuando hay que cruzar la calle, o adelantarse, o coger sitio en el cine, es que parece que la estoy viendo...
Y yo allí, agarrando su mano, sin darme ni cueta, sin apenas hacer esfuerzo, mientras que, con la otra robaba croquetas del plato de mi otra amiga y gritaba al camarero... Realmente, veía que intentaba decirme algo, inmovilizada, pero como yo hablo más alto (claro...) y más rápido, no la oí. Y así se quedó con su rimmel Channel haciendo surquitos por su rostro bronceado y yo, como una Supergirl, avergonzada de mis super poderes.

Este proceso de transformación de Bea a Increible Hulk ha ido llegando poco a poco... Como llegan esas pequeñas cosas que luego forman tu vida y no puedes estar sin ella, como llega el amor, como llega la alegría, en fin, llegando, vamos.
El primer síntoma apareció cuando traté de sacar la maleta con la ropa de verano del altillo para comenzar a enviar cosas a mi madre y mudarme del convento ese donde vivo; propuse que lo haría sola, las niñas me gritaron a la vez. "Noooo, no lo hagas... es peligroso, ten cuidadoooo...!!!'
Yo, allí.
Con mi camisetilla de tirantes, mis pantaloncillos cortos, observándolas corretear por el salón, escandalizadas ante mi decisión, preguntándome que cromosoma exactamente era el que compartía con ese grupo de histéricas.
Hice caso omiso.
Sólo iba a coger la maleta del altillo, no a probar una nueva vacuna contra el Antrax.
No había puesto un pie en la escalera y ya estaban todas agarrándome por los tobillos y, pidiendome, por favor, que no lo hiciera, que era mejor que esperase a que viniera un hombre...
¿Un qué...?
¿Un hombre...?
¿Tenía que esperar que viniera un hombre a esa casa de histéricas sectarias, que se pasaban la vida rememorando lo mal que las habían tratado sus novios, sus ex, sus futuros? ¿a esa casa de represivas que eran incapaces de ver con naturalidad una relación entre un chico y una chica? Qué un hombre de verdad, no un sucedeneo, atravesara esa puerta y les diera una mínima conversación me parecía algo de ciencia ficción... Y entonces si que las miré, como el que mira al que está en otro plano, como el que ve pasar por delante suyo una vía paralela, que observas pero con la que no te cruzas, ni te mezclas.
Y me di cuenta, de lo lejos que estaba de ellas y de los hombres de mujeres como ellas.
Así que esperé...
...
...
...
"Suficiente.
Ya he esperado -les comuniqué-
No hay ninguno debajo de mi cama.
No hay ninguno en la nevera (únicos sitios donde habría algo de interés en esa casa :P)? -les dije- asi que0 bajo la maleta solita".

Me subí a la escalera, fui quitando cosas, cogí la maleta me la puse en la cabeza, me apoyé con las manos, y la bajé como pude ante sus incrédulas miradas...

A mi me gusta esto de ser fortachona.

Si ya lo dice mi tía... '¿quién te va a querer así?' Pues no se... ¿Un hombre? Super Coco me gustaba, no está mal para supergirl; se le veía tan suyo, tan tierno...

domingo, mayo 14, 2006

La historia de Maite (II)

Maite y yo nos volvimos a ver tras la odisea que vivimos en aquel trayecto de Málaga - Sevilla. Lo hicimos este sábado. Con un sol que parecía invitarnos a vestirnos de flamenca y una preciosa y sexi camiseta de mil colores que estrenaba yo (pa' suplir el estrés que me causa el gimnasio), que parecía reflejar toda la luz que tengo por dentro, y que esta semana se ma ha fundido vagamente, aunque para luego brillar más :) Nos reencontramos, tras esperarla pacientamente hora y media: nos reímos, nos conocimos y nos dispusimos a reclamar nuestro dinero del alquiler del vehículo de aquel viaje fatídico e iluminador para mi a Sevilla. Asi que, teniendo por destino el aeropuerto nos fuimos para allá. Voy a ahorrarme la hora y media que tardamos en llegar a la terminal B y mis irónicos comentarios:'¡¡¡¿¿Queé es esto???', '¿Qué pueblo es?' -me preguntaba - ' Benalmádena-. :) Y hala !! a reirnos las dos. 'Ay, bea, lo siento siento tardar tanto para llegr'. 'Muje no te preocupes -la tranquilizaba yo- si tardaste seis horas en hacer Málaga -Sevilla, la relación distancia -destino va bien, estamos en el tiempo previsto'.
Pasamos una mañana tranquila, rellenando papeles, hablando de espíritus, de fuerzas del Más allá, de fenómenos extraños, de sus ex novios, de la posesividad en el amor, del amor puro, de las decisiones, del no miedo, de los caminos abiertos, de filosofía, de hacer la vida, de las coincidencias, de sus proyectos, de mi regreso. Acabamos en la Champañería, un local cutre, barato y archipopular, donde comes bocadillos muy baratos regado con todo tipo de champan. Allí, las dos, con champan rosado, muy rico, bocata d echorizo, de pie, croquetas y allí, comencé a escuchar la segunda parte de aqula historia de amor que me comenzó a contar a principios de semana.
Escuché como todo comenzó una semana antes de feria de hace dos años, como ella siempre había estado enamorada de él, desde pequeña, como supo -tarde- que él también lo había estado siempre: como se fueron juntos a jerez y, en ese viaje, ella se dio cuenta de lo que él sentía y como no podía creer que esa suerte tan grande fuera para ella, como él hizo intentos para que ella se decantase y le pidió que le esperara y, como ella, incrédula, se quedó cortada -aqui lo que dice la novia de David, Nuria, 'cuando estamos cerca de conseguir lo que queremos nos entra el terror escénico'-. Fueron los mesajes que llegaron después, los que confirmaron el sentimiento entre ambos y que parecía decir algo que no constataron. Ella ya estaba empezando con otro chico y él se echó otra novia y, en cinco meses, se casó y 90 días después le escribió un sms para decirle que siempre habia estado enamorado de ella, y ella le respondió que porqué había tardado tando en decírselo y que le hubiera gustado oirlo mucho antes para estar juntos. Y se planteó irse a Sevilla. Se vlvieron a ver y los fuegos artificiales saltaban y como durante una semana no tuvieron ni un minuto para hablarse y, como, tras hacerlo, tras sobrecogerse, la comodidad, el temor y las circunstancias los sentó de bruces.
No se si Maite y su primo verán recompensado su sacrificio, su resignación, su forma de aceptar que ya quizás 'no debía ser'. No se si Maite y su primo se mirarán por la acera de enfrente pasar dentro de diez años, en otra Feria de Abril cualquiera, conotras vidas tejidas, templadas. No se si Maite y su primo podrán engañarse toda la vida.
No lo se, pero tampoco debe preocuparnos, Maite sabe que por muchos hombres que quiera nadie jamás la dejará desnuda frente al universo como la sonrisa de plata del hombre del que se enamoró a los 8 años, a los 14 a los 20 y a los 27 y él, que nadie será dueña de su alma como esa niña que quiso desde que la vió mirarle por primera vez. Sino creeemos en eso. No se en qué se puede creer.

viernes, mayo 05, 2006

La historia de Maite

Conocí a Maite de una forma extraña, como he conocido a las personas más importantes de mi vida. Esas personas con las que, sin saber porqué, tienes una confianza absoluta, la sientes cerca, te gustan y tú les gustas a ellas y hablas y comunicas. Hay quien critica esta forma mia de hacer amigos, pero no conozco otra, para el amor y la amistad de verdad debe existir la atracción inmediata, la empatía, el gusto por la conversación y el silencio, por respetar al otro, por escucharle, por la sonrisa y que todo eso suceda con absoluta naturalidad, sino ya estamos hablando de una costumbre o necesidad que, tarde o temprano, termina. Así conocí a Maite, en una de las situaciones más extravagantes de mi vida. Me pareció simpatíquisima y por eso me sumé a su coche con destino Sevilla. En ese viaje, donde ella conducía y yo hacía bromas al lado de dos italianos y una embarazada reciente iban a pasar muchas cosas, muchas. Yo hablé de mis proyectos, de que regresaba a Sevilla a vivir, escuché 'More Than Words' en ese coche y hablé de algo muy mío, algo que ya me estaba sacudiendo, aunque de una forma muy discreta como de pasada. De pasada para todos menos para ella, que fijó la vista en mi a través del espejo retrovisor y yo en ella, pero no pude sostenerla. Es muy difícil sostener la mirada de una escorpio cuando quieres guardarte algo para ti, lo saben.
Maite sólo hacía repetir una cosa: '¿por qué nos habremos encontrado? 'Esto no es casualidad, es cosa del destino'. A mi me parecía algo exagerado, pero no, tenía razón. ¿¿Por qué voy en este coche contigo y tres más, cada uno con una historia, si deberíamos haber llegado a Sevilla en avión?
Ya tengo la respuesta.
En aquel viaje sólo supe que Maite acababa de romper con su novio. Hoy se más.
Quedamos para Feria. Me llamó para vernos justo el sábado noche por si estaba en el Real, pero yo me encontraba tomando una cervecita sobre un tatami y nada ni nadie me iban a mover de mi posición de Flor de Loto, nada ni nadie que no estuviera también sobre el mismo tatami.
Hoy hemos hablado, ella y yo, y lo hemos hecho como lo hacen las amigas que se reencuentran en esta vida, directamente al corazón. Sin entradillas, sino al tema.
Me ha preguntado cómo estaba y le he contestado lo que sentía. ¿cuántas veces puedes hacer eso? ¿Cuántas veces sabes que quien pregunta quiere oirte, no cumplir expediente?
Le he hablado en frases cortas y sencillas. Muy directas, muy sinceras. Muy claras. Sabía lo que estaba diciendo. No sabe nada de mi, sólo que le gusto y que le parece que tengo un corazón noble; no se nada de ella, sólo que me gusta, que me parece una amiga de esas para siempre. Y ahora tengo respuestas.

Maite me ha explicado como perdió al hombre de su vida, como dejó escapar una oportunidad y, sobre todo, como le pesa.Me cuenta como él, hace año y medio, le confesó que ella era la mujer de su vida, que siempre la había amado y hablaron de las oportunidades que habían tenido y que habían dejado escapar. Se conocian de siempre, se habían querido y, por circunstancias, no pasó nada más. Ella no se atrevió. Me explicó como él se le declaró por teléfono, hace medio año y, como estaba ya casado con otra chica. Como se reencontraron y vivieron media hora de amor, hablando y mirándose a los ojos y él le confesó que siempre la había amado y ella le replicó que siempre le había esperado, que porqué no se lo habían dicho los dos antes y que se querían pero estaba su mujer. Como le propuso estar juntos y ella no pudo. Y, como, sobre todo, le pesa el no haberlo intentado. Maite no ha podido seguir con su novio y esta feria, para ella como para mi, tenía otro significado. Su traje naranja tenía otros ojos, su sonrisa tan abierta tenía otro destinatorio, sus vidas tan llenas de amor, de esperanza, de luz y de alegría a medio hacer.

Y yo, por primavera vez en tiempo, me siento una privilegiada tocada por la Diosa Fortuna, aunque sólo sea de lado, aunque sólo sea de casualidad, quizás porque al que le correspondía se salió de la cola. Tengo la sensación de haber recibido una lección de vida, siendo yo la que oye, no la que narra; la que se sobrecoge, la que se da cuenta que tiene entre sus manos una historia triste y, por primavera vez, no es la mia. La que consuela aunque no sea necesario, Maite sabe bien dónde está y lo que hace y lo que me dice. Y, compruebo emocionada porqué Maite estaba en ese coche ese día, porqué hice ese trayecto, porque la vida se me estaba abriendo; todo porque ahora es tiempo de hechos, no de dudas.

jueves, mayo 04, 2006

'Espera sin limites...'

'Cree sin límites, aguanta sin límites; no sabe de envidia... es comprensivo, no es mal adecuado ni egoista, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. No pasa nunca.'


Anoche Petra y yo escuchábamos a Jesús Quintero hablar del amor. Las dos juntas en el sofá de su casa, cerca de la playa;
las dos calladas, con dos mentitas poleos en sendas tazas, la mía sobre la mesa, la suya sobre sus manos; las dos,
tras una cena de 'risotto' con esparragos y bombones 'Baci' mensajito incluido, vino Mayor de Castilla y fuet alemán. Las dos calladas, no era necesario hablar. Las dos, tras encontrarnos, tras explicarnos, tras regalarme un 'cazamarisposas' para mi cumpleaños para que lo use con éxito en mi nueva etapa.
Anoche nos dejamos embaucar por 'los ojos de brujo andaluz' (según palabras de la propia Petra, que es alemana y todo lo que sabe de Andalucía es de verme a mi hablarle con pasión, con dolor, con alegría) de El Loco de la Colina, por su voz penetrante y sentida, por el amor que nos invadía. Y él hablaba y nosotras oíamos, asentíamos, metidas en nuestro mundo, en nuestros sueños, perdidas en algún lugar de nuestro pecho, de nuestros huecos, de los brazos del otro, de la voz, de los caminos recorridos, de un único destino : '¿Dónde duele el amor?' 'Aquí', 'Aquí, aquí duele, en el centro de uno mismo. Aquí, aquí, aquí'.
Sí, la espera... sin límites, hasta cuando ya no te quedan fuerzas pa' levantarte e irte; el dolor, sin límites, hasta cuando ya te tienes más que reir feliz porque no hay más remedio que seguir; el aguante, sin límites, sí, sin límites, sin límites. Y Petruski con los pies sobre el sofá, la manta sobre sus piernas, embobada, y yo, embobada a mi vez, de que ambas estuviésemos siendo conscientes al unísono de que la Tierra no gira, que está detenida y de que hay algo más grande que todos nosotros, que nos deja libres, que nos lleva, que nos habla, que no es para todos, que es sólo para unos pocos, que es sólo, y sólo es, amor. Todo.
Las dos. Allí. Sin tazas ya, arrebatadas, mirándonos por dentro, repletas de todo, de tanto.