viernes, junio 16, 2006

'Sushi fatal'

Dicen que somos lo que comemos, he aquí porque mis formas se asemejan cada vez más a un bollito recién hecho que a un espigado espárrago británico, el problema es que de bollito gustosote a barra 'manía' la línea puede ser muy ténue. Mis líneas, dignas de entrar en el concepto mujer 'Dove', tiene que tener algo que ver con las molletas (definición de un pan típico de Ceuta) que me comía de pequeña, en el trayecto de vuelta de la panadería a casa.

En fin, que mi adicción a la miga viene de herencia genética todos los 'Gomez' -según mi madre que no pertenece a esta saga, por supuesto -son de comer 'bollos de pan' :)- y yo -por desgracia- (siempre según mi madre, claro) soy Gómez lo que traducido viene a significar que "No he sacado nada bueno", o lo que es lo mismo, 'que mis genes son una porquería, vamos' porque pudiendo ser de cualquier manera, soy de la manera de los Gomez, que debe ser como llamarse Capoletto, un estigma y aquí en este punto es donde comienza el listado de grandes personajes de la estirpe Gómez que lo único que han hecho en su vida es comer bollos con manteca y que se inicia con la magna presencia de mi abuela y de ahí la cosa va mejorando o empeorando, según se mire, hasta llegar a los 120 kilos de mi primo Fernando.

Ayer con mis formas 'Gómez' reeducadas me planto con mi 'look' niña buena, que ahora es el que he asumido, en casa de Sarita, bajo un diluvio universal, para despedir a Maite que se va a Alemania. Y allí estaba la japonesita, cocinando, una belleza oriental, educada, que hace 'sushi'.Yo, que hasta los 15 años no había probado ni una pizza y ni siquiera sabía que existían, -seguia una sanisima dieta mediterranea española- eso del 'sushi', del curry, del pan de pita y demás gastronomía cultural me supera. Cuando me dicen eso de: ahora vamos a un oriental, a un paquistani, a un eslovaco. Yo sólo pienso en las patatas bravas, los revueltos de gambas y mis empanadillas caseras. Es una herencia de los Gomez, que somos simples, por decirlo de alguna forma, en el comer y apostamos siempre por lo seguro y cuanta más patata y manteca lleve,mejor.

Total que en el agape, mientras charlamos y reimos llega el momento de desgustar el 'sushi' que no es otra cosa que pescao' muerto, crudo -con la de enfermedades que debe traer esto del fondo de mar...- y yo, sonriendo, y sin apartarme de mis aceitunas sevillanas, porque mi bisabuela paterna -la Gómez, precisamente- era sevillana y mi bisabuelo, de Alcalá la Real -Jaén- y eso pues está en tus genes; y, tú ves una aceituna y te entra una alegría...; sin embargo, veo un pescao' muerto sin identica' envuelto en una hoja verde, con calabacin aplastao', todo junto y no siento nada. Asi que cuando Sara me invitó a que probara tal manjar, la japonesita -cuyo nombre traducido al español significa 'oler bien'- y yo, que traducido es -'la que trae la felicidad'- nos miramos sonriendo y claro, entre amigas no toca más que tirarse a la piscina:
-''Mira, Ikumi -le digo sonriendo y en son de paz- es que a mi lo crudo, como que no..., además, esto trae de enfermedades...' - y tuerzo el gesto para exagerar la expresión-.
- 'No, no, muy sano... en Japón gente no morir...' -dice la muchacha que 'huele bien'.
- 'Ahhh... -asiento con cara de preocupación- ya... es un alivio sí... -le digo- pero es que a mi esto de comer pescao' sin pasarlo por el aceite...no se, no se. Si llevamos siglos cocinando con aceite de oliva en este pais es por algo...-argumento segura de mi misma, mirando al foro que me observa y buscando su aprobación-.
-' Mujer, si tiene calabacin y arroz, ya veras que bueno está' -me suplica Sara, con su sonrisa de '¡comételo ya coño!'
Todas me miran, sonriendo, expectantes y yo, con mi horquilla en la frente y mi sonrisa angelical, me voy p'al 'Sushi', cojo los palillos -cada uno con una mano, mal comienzo- agarro el 'sushi'. Se cae. Se desmonta lo de dentro. Se sale el calabacín -dicen todas sin dejar de mirarme, yo no distingo nada-. Lo busco. Lo cogo como puedo y lo meto otra vez en el pack ese de revuelto.
Levanto la vista y miro a mi alrededor, todas me animan a seguir...
Sonrió.
Cojo el 'sushi' - otra vez-.
Lo tiro en un recipiente donde dicen que hay soja. Se cae dentro. Me quejo. Lo dejo en la soja (con la esperanza de que se olviden de su existencia). No lo hacen... Me dicen que lo saque rápido que es sólo un poco, no toda la soja. Lo cojo. Me gritan que me lo meta en la boca ya.
Lo agarro de nuevo, lo miro, me lo meto en la boca entero...
Y llegan las harcadas... (:))
Miro a sara.
Miro a Mónica.
Miro a la que 'huele de puta madre'.
Mastico...
Mastico...
Mastico...
Sigo masticando... (es la primera vez que mastico 38 veces un alimento en mi boca)
'Oler bien' está contenta...
Empiezo a llorar...
(Les digo que es de la emoción, pero para mi que son los campos de olivos que se resienten)
Se me caen dos gruesas lágrimas.
Sara se está meando de la risa.
Yo sonrio con la boca llena... Les hago gestos de tranquilidad con las manos...
Intento no pensar y me apunto mentalmente 'llevar una botella de aceite de oliva siempre en la maleta para ocasiones puntuales e inhóspitas'.
Acabo el 'sushi' ante el clamor de la mesa que constata que, efectivamente, me da asco lo crudo.
Me quito el sudor frío de la frente. Y pienso en todas los kilos de 'patatas a la pobre' y 'empanadillas caseras' que el cuerpo menudo de 'Oler bien' va a tener que soportar...
Cuántas lágrimas cuesta a veces 'traer la felicidad'.

martes, junio 06, 2006

Ese bloc de anillas

Maite se va a Alemania y como testamento vitalicio me ha dicho que deje de escribir (en este blog) y que lo siga haciendo que como estudio de mercado ya está bien y que ahora toca otra cosa. Yo también me estaba dando cuenta de ello, escribía y escribo demasiado y muy de dentro.
No voy a hacer un alegato de porqué escribo o de porqué no. He escrito siempre.
Cuando era pequeña pasé una semana en casa, enferma, sin ir al colegio y mi madre me preguntó que quería para pasar las tardes y yo le dije: 'un bloc de anillas' y me regalaron un bloc de anillas, precioso, que tengo grabado en la memoria, con el dibujo de una chica muy guapa en la portada, las hojitas a cuadritos y margen rojo y mi primer recambio de hojas. Tenía seis o siete años y estaba emocionadisima. Asi que, todos los sábados me despertaba y en la cama, tapadita con las mantas me ponía a escribir. Escribía hasta que mi madre me sacaba de la cama. Mi cuarto, que compartía con mi hermana, daba a una especie de barranco, donde había de todo y enfrente estaba la casa de mis sueños, donde yo pasaba las tardes. Tenía una azotea altísima donde el cielo parecía más cerca de mi.
También veía un monte que había enfrente, por donde pasaba una carretera -con los años, al pasar por aquella antigua casa vi que era un simple montículo - con sus flores sueltas y, de vez en cuando, hasta con las cabras y vacas.
Como Heidi pero sin Pedro :P.

Desde entonces he escrito para ser yo.
A los 9 años (esto si que hay quien lo sabe) me sentaba a ver Lou Grant con un bolso donde llevaba mi libretita de periodista, mi bolígrafo Bic naranja, que era más selecto, y mi primer carnet de periodista, que me hice con mis propias manos,teniendo en cuenta que siempre he sido muy torpe con las manualidades :) , y la palabra 'cartulina' provocaba en mi un ataque de ansiedad infantil.
Escribir es lo que me ha salvado.
Escríbia las crónicas de las bodas a las que acudía invitiba.
Escribía las historias de neustras vacaciones.
Escribí al amor, al desamor, al dolor, a la ausencia, a la soledad interior, al no saberse de nadie, al alma que tú sabes que te espera pero no sabes dónde, a la vida.
Escribí en mi primer trabajo de Literatura en la Universidad un alegato que Maria angels me obligó a quitar, diciendo que lo guardará para mi que era demasiado para eltrabajo.
Escribí una libreta blanca con tapas de flores y rayas toda una madrugada, relatos de amor y desasoiego, de dolor, y de entrega, la misma noche que conocí a Fernando, 32 páginas.
Escribí cartas de amor.
Escribí cartas de auxilio.
Escribí palabras de ira.
Escribí a Alfredo el padre de Anabel cuando falleció para que ella supiera lo afortunada que había sido.
He escrito para las personas que he amado y amo. Y, no son muchas.
Y escribo porque es lo único que tengo, que es mío, que no se agota, que no debo a nadie. Escribo porque no he sabido nunca decir 'te quiero' hasta que me lo pusieron en los labios; porque no he podido llegar a tiempo; porque me he perdido muchas veces; porque olvidaba los cumpleaños y los regalos, porque tengo la cabeza en mil cosas; porque me he excedido más d euna vez, porque la distancia entre dos que están cerca es la peor, para ordenar mis ideas, para que me leas. Porque siempre supe que mis renglones, estaban escritos ya...