martes, febrero 20, 2007

Tiempo nuestro

Estoy aquí.
No he llegado, he resurgido sin apenas inmutarme, pasando por alto los vacíos y las prisas vividas; valoradas las pérdidas y las ganancias, minimizados los dramas, vuelvo en mi. Tan ocupada he estado en cosas sin importancia que apenas he tenido tiempo para observar lo que me rodea, lo que importa. Eso, que me devolvió la vida cuando la perdía a gotas, y eso, lo que me dió la risa y los amigos de verdad. Aquellos con los que parodiar los días, las tardes , los desastres, la magia, las penas, las huídas y llegadas ; aquellos a quien mirar a los ojos, tocándoles el alma. A muchos de sus hombros, de sus sofás y sus cenas; al sentimiento abierto, a sus abrazos y a sus bailes debo lo que soy.
A ellos, y a saber reir y llorar a tiempo.
A muchas palabras rotas y otras pintadas.
A alguna fiesta improvisada..., debo lo que soy a mi, que no he dejado de sonreir, ni siquiera cuando ya nada quedaba; a que aún me sorprendo y espero con los ojos pintaditos de estrellas, aunque éstas estén a años luz de mi mirada a que me caigan directamente en la cara.
Lo debo a que no me importan las salidas, ni tampoco las entradas, sólo las estancias.
A que no me asustan los adioses ni las visistas inesperadas.
A mi caminar despistado por las puntas de los zapatos y los zarcillos enredados enredados en el cabello, los cristales sucios y el reir apunto.
Estoy aqui, enterita, llenando el tiempo de cosas bonitas: de palabras dulces, de abrazos atragantados, de barro, de pantalones que se deshilachan; de los bordes coloreados de una mantita, de descombinar colores, de mezclar mi vida con tus manos, de lo inesperado, de la ternura del que no se lleva nada más que lo que entrega.

Debo todo lo que tengo a que nunca tuve nada, ni siquiera lo que tenía tuve y no hubo más remedio que ir haciendo un envoltorio de los restos que quedaban y las telas bajo las que me cobijaba.
Estoy aquí, escondida tras los cartones de Ikea, los libros por leer, los teléfonos que pierdo y reencuentro y las agendas caducadas; aquí, en el borde del 'estar' y el 'ser'; entre esquinas de aventuras y las intenciones perdidas de los que nunca hicieron ni harán nada. Aquí, con mis manitas al aire. Estoy debajo de muchas felicitaciones de Navidad que me han caido encima sin remite alguna, aplastada de buenos deseos y encorsetada por cosas que nunca me preocuparon, ni me preocupan ahora.
Estoy aquí. Y estoy entera... casi diría que, tras estas palabras, estoy también nueva. :)