"Me voy, Te dejo. Por fin. Tardé noches sin sueño, lloré días enteros, mañanas que venían después
de tus besos y hoy te digo adiós.
Adiós que no es un 'hasta luego' ni un 'hasta pronto', es 'adiós'. No un 'adios' a tí, sino
a todo lo que has hecho de mi. 'Adiós' no a tus besos sino a mis miedos. No a tus ojos, sino
a mi manera de mirar. 'Adiós' no a tu cuerpo, ni a mis sentimientos, ni a nuestras noches fugaces donde
el tiempo se nos quedaba enganchados, sino a la tristeza antigua de la despedida sin entender porqué.
En ese tiempo que no es lineal, ni se mide en meses, ni en lluvias, como todos creen, sino que siempre está, lo llevamos contando en lo más profundo de nosotros. Pero eso, no se lo cuentes a nadie.
Te digo adiós, sonriendo, feliz, serena y enamorada, con la tranquilidad del
que ve despojados los velos, desentrañados los enredos, del que entiende que no está en el otro las respuestas,
ni los porqués, ni el daño, ni las lágrimas, que están y son de uno mismo.
Te digo Adiós, feliz, porque no se acaba aquí el 'te quiero', no se termina ni empieza nada, sólo continúa lo que
ya empezó.
Lo que termina es el daño de querer lo que no es, de ver lo que no hay,
de jugar a lo que no soy, de pensar lo que se siente.
Me voy, por fin. Y, no necesito correr. Ni andar lejos. Me quedo aquí,
dentro de mis zapatos rojos que hoy son huecos, para verte pasar.
Me voy y no necesito moverme, respiro y no necesito llorar. Curo
mis heridas y no necesito dejar de amar. Hoy digo Adiós a lo que ví
y abrazo con fuerza eso que sacaste de mi. Lo más puro que mantuve
encerrado y que ahora y siempre fuí.
Ya puedo irme. Y te digo adiós. Y lo hago sin moverme, mirando tus ojos dentro de mi"
martes, agosto 02, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario