El camino que cada uno sigue en la vida es cansado, a vaces incluso apático, aburrido, agotador. En ocasiones, nos obligamos a detenernos, a llenar los vacíos con cambios equivocados, cambianos de novio, para repetir situaciones similares al pasado; cambiamos d ecoche, de trabajo, de casa, tenemos hijos, hacemos viajes muyyyyyy largos, alugares muyy lejanos, buscando fuera lo que sólo tenemos dentro: un camino que no se acaba jamás pero que nos han amestrado para que lo tengamos callado, sometido, apagado. Lo mejor de nosotros, aniquilado, y sólo en el silencio de la noche nos damos cuenta, como diría Sandor Marai, de lo que de verdad somos. Y deseamos, que llegue ráoido el día. No me está quedando muy bien este texto, pero tampoco aspiro a eso, es dedícil explicar que los camnos se hacen para seguir andando, para seguir caminando, que la felicidad está en el hecho de saber que das los pasos correctos, en saber esperar, en conocer lo que te dan las personas que te rodeen, en aprender de ellas y dejarlas marchas, recibirlas a la vuelta, desprenderse del deseo de posesión, de los celos... VIVIR es lo más arriesgado, un reghalo que eludimos, temerosos de todo lo que haríamos: la de hijos que no tendríamos, la de dienro que no necesitaríamos, la de promesas que no incumpliaríamos, si sólo vivíeramos...
Sara, Marta, Mónica... Nuria..., la vida es una palpitación. Vibrar al unísono de almas abiertas, con ansias de vibir, sin temores, sin apegos, la vida da un vuelco cobra sentido, cuando te mueves, abandonas el sendero conocido, las rutinas, lo seguro y te esfuerzas en conocer, en buscar, en amar, en seguir andado, en no tener miedo, en ser comprensiba, en tejer vidas colgadas de tus ojos, te das cuenta que todo merece la pena. Todo.
martes, agosto 09, 2005
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