María del Mar se ha venido a vivir a Barcelona... está muy feliz y yo estoy muy feliz
de verla tan hecha, tan centrada y tan feliz. En fin, es lo que tiene ser amigas desde
los 14 años, desde primero de B.U.P. (cuando en este país aún se iba a los institutos
a estudiar y si no lo hacías, suspendías traumáticamente). Ahora, nos volvemos a ver
cómo entonces, con 15 años más, y unas vidas paralelas.
Nos hemos reido y peleado, paseado muchísimo y hablado más.
Cada una sabe de la otra la lista de hombres y nombres que poblaron
nuestras mañanas y desabitaron nuestras noches. Tenemos errores y fotos comunes: una en un columpio en
San Amaro, donde se balancea, un día que salimos de camping urbano para celebrar el final de la selectividad
y de nuestra vida en Ceuta; otra en el mismo examen de selectividad... al ver que lo que nos caía en arte era el surrealismo..¡¡terror!!, otra imagen en la Alhambra sonriendo, en mi casa de Florencio Quintero en Sevilla, con Esther apunto de salir de fiesta... con la Mujer Muerta de fondo una Navidad...
Ella y su melena negra perfecta pertenecen a los
amigos, a los que siempre tienes al otro lado
del hilo del teléfonico... porque están a tu lado, caminan contigo, enla distancia fíisca que no del alma, es la magia del amor, que dura sin necesidad de fichar. MAría del Mar siempre ha sido, en Sevilla: mi amiga de Ceuta que estudia en Granada; en Barcelona: mi amiga de Granada que vive en Madrid y ahora: mi amiga de Ceuta, que vivirá aquí. A veces hay que categorizar para que los otros entiendan, lo que no tiene explicación, ni lógica: la amistad es incomprensible como el amor, y como éste nace en un momento y se apaga con las exigencias.
Ahora, disfruto de que mi realidad salte por los aires y que ya tengo una línea de teléfono menos que levantar. Hasta aquí, de momento.
jueves, abril 21, 2005
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